domingo, 9 de mayo de 2010

Direccional

Me he tejido un nuevo ombligo con una aguja más delgada, de adentro hacia afuera, de izquierda a derecha de arriba abajo. Es mi verdadero ojo, mi único tercer ojo que amarra todas mis posibilidades y evita que se me desparrame todo eso que está adentro: las tripas, los sesos, el dolor y los toques inexplicables que a veces gustan y a veces duelen.
Nuevo ojo para mirar (me) y mirar (te) las cosas y (no) cosas que creo siguen ahí

Impreso imprimir imprenta impresión aparente

Apariencia pariente pareja perpleja

Perplejo perpetrar per… per… perdido desde adentro hacia afuera, de izquierda a derecha de arriba abajo

domingo, 18 de abril de 2010

Binomio

A mi mitad más dolorosa he dejado de mirarla a los ojos.
La doblo como origami en forma de ratón
Que con un riñón igual funciono
Que una pierna es suficiente

Que con una mano basta
Manca y coja puedo ir por la vida, lenta y chueca para reescribir los últimos párrafos con mi peor ortografía y puntuación
Que el mensaje fue el mismo
Que la conclusión es siempre igual
Divídeme en fracciones y soy la misma, si falta un trozo, crece cicatriz o puedo aprender (de muertito) a flotar.

Urbanismo emplumado

Navegaré entre cables telefónicos por las calles de la ciudad mientras llueva
Porque a veces se me olvida cómo viajar y recordarme que soy mujer-pájaro de travesías extensas
Y con el cuerpo empapado podré gritar a los cuatro vientos que no necesito de un mapa para encontrar mis diez dedos, olvidados por el uso de zapatos, que son más míos que nunca, a pesar de que no conocen por vista, tacto ni olfato la acera sucia donde por primera vez me conocí

Narvarte #26

Se me antoja un chapuzón dentro del charco metafísico de tu adentro para buscar lo que siempre ha estado perdido (derecha izquierda) y recuperar lo que siempre fue mío
Y después, si me dan ganas
te invito a mirar por mi ventana y veremos esas flores lilas que se pierden entre coches o que pisan las mujeres
también a ese perro de todos los colores que exibe sus costillas y sabe más del dolor
tan humano que se siente justo debajo de la nuca cuando entiendes lo que es la soledad
Después me tejeré en un suéter de angora
para abrazarte-abotonarme y procurar que al menos uno de los dos no muera de frío
Beberás café amargo y yo dignamente aceptaré tus manchas,
hasta que te duermas y abotonada y sucia vele tu sueño de párpados blancos,
devore los fantasmas de tus sueños
y como lupa
magnifique lo que sigues siendo para hacer menos dolorosa tu presencia
tan corta y silenciosa.

sábado, 20 de febrero de 2010

Tendré que hacer una complicada lista de explorador de nuevos mundos para no olvidar pedirte tantas cosas absolutamente necesarias...
Para viajar por donde los mapas sólo guían en verso necesito que me regreses mis alas, porque para ir tan lejos ya no me alcanzan este par de piernas. También, si es que aún las conservas, las crayolas gruesas con soporte para dedos, porque habré de dibujarme una cara nueva en cada esquina; es que mi cara ha sido tan igual todos estos años y ya estoy cansada de pedir prestados gestos a antepasados remotos.
Tus guantes, si no es mucha molestia, porque para tomar nuevas verdades desde la raíz hasta la punta, un par de manos blancas e inexpertas no son gran cosa. Y ya que menciono los guantes, habré de necesitar tus manos, sólo la derecha y por un instante, ya que aún me faltan cinco ombligos para poder mirara a la luna frente a frente y decirle que no sólo lo siento en las tripas, también el resto del cuerpo, al igual que ella, lo tengo repleto de agujeros/volcanes tan llenos de amancecer/atardecer que he olvidado narrar mis historias desde el inicio

miércoles, 27 de enero de 2010

Usé el dedo índice un viernes por la mañana para señalarte pájaros, el árbol de higos en la casa de a lado y mi lunar izquierdo. Sin que te dieras cuenta también lo usé para picarte el ombligo, que me absorbió para poder conocerte desde dentro. Ahí en lo más profundo, me encontré con un páramo desierto, frío y seco, lleno de paja tan áspera y tan muda, que me dolieron tanto que tuve que salir de ahí.

No me avergüenza tener cinco dedos blancos, sin cicatrices, suaves y a veces perfumados para empalmar con tus cinco dedos ásperos, lastimados y con olor a monedas.
Me avergüenza, y eso lo digo mirándome los zapatos, conservarte intacto, en un frasco limpio de cristal en el fondo de mi pulmón más grande y lleno de aire, porque desde ahí sigues sin saber qué es tiempo

lunes, 21 de diciembre de 2009

Carta proemio a lo que sigue siendo obvio

Estimado amante constante:

Nunca más dormiré a su lado. No vaya a ser que se me contagien uno de sus sueños. Los sueños se inhalan por la boca, se atoran en los ojos y nunca más pueden salir. Espero lo entienda, con el paso del tiempo se dará cuenta de que es lo mejor para ambos.

Pero es que yo no necesito de sueños ajenos que oxiden mi condición de sirena perpetua.